Cuartel de la Montaña: El socialismo tiene sus lujos


«Nos incumbe considerar cómo el culto a la persona de Stalin creció gradualmente, culto que en momento dado se transformó en la fuente de una serie de perversiones excesivamente serias de los principios del Partido, de la democracia del Partido y de la legalidad revolucionaria». Este fragmento pertenece al llamado “Discurso secreto” que pronunció Nikita Jrushchov, dirigente de la Unión Soviética durante el XX Congreso del Partido Comunista, el 25 de febrero de 1956.

Jrushchov  potenció el concepto de Culto a la personalidad, bien conocido por los venezolanos. La deificación del difunto presidente Chávez comenzó mucho antes del anuncio de su fallecimiento. Durante la campaña para las elecciones presidenciales del 2012, Chávez se planteaba su tercera reelección bajo múltiples opiniones sobre si su estado de salud le permitiría gobernar en el próximo mandato. A pesar de esto, el Comando de Campaña fue con  todo. Las canciones que elogiaban al candidato sonaban en todas las convocatorias, entes públicos y entre sus adeptos.

El fallecimiento del presidente Chávez impresionó a los venezolanos. En los días posteriores, miles de personas visitaron la Academia Militar de Venezuela para darle el último adiós a su líder. Finalmente, los restos mortales del ex mandatario se enterraron en el Cuartel de la Montaña, en la denominada Flor de los Cuatro Elementos.

El acceso al Cuartel de la Montaña es gratuito. Existe una ruta de Metrobús que transporta a los visitantes desde la estación de Metro El Silencio hasta el Museo. “Gánate un tiro. No votar basura” (sic) se lee en una pared luego de pasar por el túnel del Calvario. Un edificio destruido, casas improvisadas reciben a los visitantes. Sin embargo, el panorama empieza a cambiar al acercarse al destino.

Unas estructuras más organizadas, muchos afiches del difunto presidente guindados de las ventanas de los hogares de quienes habitan en la zona se observan en la ruta hacia el Cuartel. Al llegar, un camino dirige a los visitantes a la entrada. Ventas de helados contrastan con las imágenes de Chávez dibujadas en las paredes durante el camino. Retransmiten la alocución presidencial donde el líder del 4F dijo su célebre frase “Aquí huele a azufre”.

Luego de pasar por un detector de metales, el acceso es permitido. Le entregan el cronograma de actividades que abarca dos semanas de eventos para conmemorar dos años de la “siembra del Comandante” y un afiche. El recorrido comienza por el camino de las banderas donde la guía le pregunta quién unió a los países americanos con la Celac. La respuesta la da el público: el Comandante Chávez. A lo lejos, un tanque de agua pintado con el rostro del líder fallecido apadrina al sector La Piedrita.

La primera sala a visitar muestra una serie de objetos relacionados con el líder fallecido. Desde la taza donde tomó café hasta el traje que usó cuando salió de prisión. Citas textuales, el juramento del Samán de Güere, fotografías que narran historias de su vida, de su familia y sus logros se exponen en este recinto.

Los libros que leyó, el mapa que rayó con sus anotaciones y hasta los marcadores y resaltadores que usó se muestran. La guía advierte que no se debe usar flash para “no deteriorar las obras que se exponen en el museo”.

Luego empieza el recorrido por La Flor de los Cuatro Elementos, lugar donde se encuentran los restos mortales del fallecido Presidente. Muchas flores dejadas por los adeptos de Chávez se encuentran sobre su tumba. Los guías exigen tomar fotos respetuosas porque “eso es lo que merece el Comandante”.

En la plaza central figuras de Chávez reciben a los visitantes. Niños juegan con frisbees rotulados con el lema que acompaña las celebraciones: A dos años de tu siembra, Comandante mientras cantan las famosas canciones de la campaña del 2012. La alegría forma parte de la atmósfera del lugar. Por un lado, muchas personas forman una cola para estampar sus camisas con un mensaje de Chávez, otro grupo está pendiente de entablar una conversación con el Vicepresidente de la República, Jorge Arreaza, quien es custodiado por sus guardaespaldas.

Ahí termina el recorrido. En las afueras se encuentran cinco camionetas estacionadas marcas Toyota y Jeep, algunas sin placas. Contrastan con el paisaje del barrio caraqueño que rodea el gran Cuartel de la Montaña. El lujo y esplendor que ahí se encuentra no tiene nada que ver con la vida de quienes habitan en comunidades aledañas y esperan con paciencia la “fiesta del agua” aunque a veces llegue primero, a esas catalogadas “zonas de paz”, el sonido de las balas que enlutan a familias y llenan las páginas de sucesos en los diarios caraqueños.

 

 

Yenily Almeida Roca

@YenilyAlmeida






 

 

 

 

 

El comienzo


Siempre he sentido gran placer al comer. Más allá de satisfacer una necesidad humana, comer, para mí, es un acto de amor.

Mi corazón periodístico me hace llevar ese cariño por la gastronomía a esta página dentro de mi blog, que realmente me servirá para compartir lo que me gusta y lo que no, lo que recomiendo y lo que dejo a su libre elección.

Aquí, estimado lector, comeremos juntos. Siéntese en esta mesa donde entramos todos y hablemos sobre el placer -a veces culposo- que significa comer.

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