Viajar en Diciembre


Diciembre se caracteriza por ser un mes de alegría, regocijo, unión familiar, regalos, gaitas, hallacas… Mi etiqueta para diciembre es «Mes del desastre». Es increíble que todo lo que no haces en un año se te antoja hacerlo en diciembre y lo peor del caso es que millones de personas también se antojan.
Aquí comienza mi tortura. Todos sabemos que Caracas es un completo desastre. Entre el tráfico, la gente, el metro, los motorizados, los malandros… Uff, ¡ya basta de recordar! Pero diciembre pone las cosas peor porque hay más gente, más colas, más, más y más de todo lo malo.

Decidí viajar. Obviamente, me imaginé que la cosa estaría fea pero me equivoqué, ¡estaba espantosa! El terminal era más o menos como la transferencia Plaza Venezuela-Zona Rental a las 5:30pm un miércoles, full de gente, no se podía caminar hacia ningún lado y me sentía completamente desorientada. Hice una cola de 45 minutos aproximadamente, sólo para entregar el equipaje. En el transcurso de esos 45 minutos fui golpeada por maletas que duplicaban mi tamaño, (ciertamente no soy muy alta, pero eran maletas enormes) mujeres, hombres, niños, cajas, cuadros y todo objeto embalado que pasara por el lugar de la cola. Me percaté que ya eran las 8:30pm y mi autobús salia a las 9:00pm, o eso creía yo. Tuve que comer un «Sándwich» que llevaba más o menos 3 días en el mostrador. Mientras mi novio y yo charlábamos y temblábamos del frío se hicieron las 9:30; 10:00;10:30… ¡Por Dios!

En ese momento mi molestia había llegado a niveles muy, muy altos; me dispuse a preguntar en la caseta de información; el muchacho me contestó: «Chama, si no has escuchado nada, el autobús aun no te ha dejado». A las 11:00pm nos llaman para abordar.
Mientras subía por las escaleras del autobús iba pensando quien seria mi compañero de viaje… Normalmente siempre me toca algún loco o loca que hace que mis viajes siempre sean anécdotas de esas que se cuentan en los momentos aburridos en la universidad… Y esta no sería la excepción. Era un señor bastante amable que cargaba un cuadro. ¿Quién carajo viaja con un cuadro? Creo que esta demás decir que estuvo las 8 horas del viaje golpeándome con el cuadro… El viaje fue un desastre…
Lección aprendida,
¡NO DEBO VIAJAR EN DICIEMBRE!