El desafío de seguir vivo


Los pacientes en los hospitales venezolanos deben sobrevivir al desabastecimiento de medicamentos e insumos, fallas en la infraestructura y la falta de personal. Foto: Daniela León

Los pacientes en los hospitales venezolanos no solo deben sobrevivir al desabastecimiento de medicamentos e insumos, fallas en la infraestructura y la falta de personal; también tienen que guardar fuerzas para resistir los embates de la inseguridad y la corrupción dentro de los recintos hospitalarios.

Lenin Martínez es paramédico en Caracas. Su trabajo consiste en trasladar en ambulancia a los pacientes y esperar que lo manden a otro centro médico o que, con suerte, lo atiendan y así desalojar su camilla para trasladar a otro paciente.  “A veces uno no sabe qué hacer. Te quedas con el paciente en la misma camilla y se presentan otras emergencias que no puedes atender”, añade. Martínez puede pasar toda su jornada laboral con un solo paciente, paseándolo de hospital en hospital para encontrar uno donde pueda recibir atención.

 

Silvia Acosta tiene “todos los años del mundo” viviendo en Caracas. Actualmente, su residencia se ubica en la populosa parroquia Sucre, donde trabaja activamente con su comunidad. No entiende por qué los pacientes llegan a los hospitales y son remitidos a otros. Silvia aporta una solución: contraloría social. Esto significa que los vecinos miembros del Consejo Comunal deben intervenir en la toma de decisiones del nosocomio, velar por el cumplimiento de las normas y por mantener el inventario, entre otras responsabilidades.

Eduardo Hurtado, médico del hospital militar Dr. Carlos Arvelo, considera que los hospitales dentro del sistema público venezolano tienen muchas deficiencias en insumos materiales y personal humano. “La atención varía. Depende mucho de las personas, pero usualmente en los hospitales la atención no es muy buena y eso a mí me choca”. El dinero y cómo se administra es fundamental dentro del sistema: “Si te fijas en el IVSS, ellos hacen sus compras  a su suplidor en China (medicamentos, material gastable). En el IVSS hay consejos que controlan, no solo es un ministro y ya. Esto hace que haya más control y menos fuga”.

Entonces ¿qué necesitan los hospitales? Silvia apunta por contraloría para que los médicos no se lleven medicamentos “a sus clínicas privadas”; Martínez pide insumos y seguridad: “Entran a Emergencia y si tienen, como dicen, una culebra (disputa)  o algo así, lo matan (al paciente) ahí mismo delante de todo el mundo, sin importar médicos, nada”.

El camino que transita un enfermo en Venezuela está lleno de obstáculos. Para el psicólogo clínico y psicoterapeuta Pablo Canelones, el diagnóstico de cáncer “es un evento altamente estresante para la mayoría de las personas, por el conjunto de representaciones sociales negativas que se han hecho de la enfermedad”. Al difícil camino hacia la sanación debemos agregarle, entonces, el estrés que genera en el paciente saber que su vida está en riesgo en un país con un sistema de Salud en crisis.

El apoyo psicológico es tan importante como el tratamiento médico para superar la enfermedad. Hay tantas instituciones que brindan apoyo psicológico a los pacientes con enfermedades crónicas en el país que se podría escribir un libro al respecto. Los centros hospitalarios deben ofrecerles a pacientes y familiares este tipo de apoyo para lograr un tratamiento integral.

Araceli Gil es una sobreviviente al cáncer, y su libro tiene testimonios de mujeres que asistían diariamente a las sesiones de radioterapia en una clínica capitalina. Estas historias están recopiladas bajo el título Testimonios en la sala de espera. Valentina, una de las pacientes entrevistadas, dijo:

Ante la proximidad de la muerte, dejé a un lado el pragmatismo y trato de hacerme más humana, acercarme a las cosas del espíritu. Ahora cada vez que tomo las medicinas ¡no lo vas a creer! Rezo un rosario. Pero lo que más me lacera es dejar a mis hijos, no poder conocer a mis nietos. Mi esperanza es que en la otra vida, de ser cierto, pueda ver a mi esposo y a mis seres queridos. ¡Cuánta vanidad, amiga! Desafiando a la vida me sentía heroína.

Así como Valentina, los pacientes cambian sus vidas cuando se dan cuenta de que están enfermos y sacan fuerzas para combatir lo que les afecta. El enfermo va detrás de aquel aliento que le huye, y es justo ahí cuando Guillermo Otero, conocido como Cometa en los hospitales venezolanos, interviene para impulsarlo.

Sentir compasión “es una decisión y parte de la necesidad de ayudar a los demás de corazón. En un hospital entiendes el sentido de la miseria”, dice Cometa, quien después de pasar tiempo ayudando a los demás como payaso de hospital, decidió crear su propia fundación llamada Lepo: La Esencia de lo Posible.

Guillermo está seguro de que la vida es un espejo. Para él, cuando ayudas a otro te estás ayudando a ti mismo y esta filosofía de vida la adoptó de la experiencia del doctor Hunter, mejor conocido como Patch Adams, quien considera que la risa ayuda a la sanación. “El humor, la amabilidad y la gentileza influyen en la mejoría del paciente. El ser humano no se da cuenta de todo lo bueno que tiene. No hace falta nada para ser bueno. Hacer la diferencia es sembrar una semilla en un desierto”, señala.

¿Cómo está tan seguro de que la felicidad sana? Guillermo considera que una experiencia con un final triste lo comprueba: un niño quemado por un familiar perdió su inocencia. Cometa empezó a trabajar con él y con su madre quien, durante arrebatos de desesperación, golpeaba a su hijo. Pasaron las semanas y el niño logró desempolvar su inocencia, olvidarse de que estaba quemado. Dejó de llamarse monstruo, pues era un niño más. El día de su operación llegó, pero su débil organismo no resistió. Sin embargo, este hacedor de sonrisas considera esta experiencia un éxito, pues el pequeño paciente murió, pero con su alma de niño.

Ante la oscuridad del túnel, el venezolano esperanzado crea su propia luz. Con esta intenta seguir el camino y llevarse a otros consigo. La batalla contra la enfermedad se libra mejor cuando te puedes apoyar en el otro y este es el día a día de los familiares y pacientes que comparten el camino hacia la sanación, sorteando a la muerte en los hospitales capitalinos.

El cáncer: un enemigo silente


Según la OMS, el cáncer es “un proceso de crecimiento y diseminación incontrolados de células”. Foto Oncosalud.

De acuerdo con el portal web de la Organización Mundial de la Salud, el cáncer es “un proceso de crecimiento  y diseminación incontrolados de células”. Estas células pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo sin importar la edad del paciente. El Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos señaló en su sitio web que los tumores cancerosos “son malignos, lo que significa que se pueden extender a los tejidos cercanos, o los pueden invadir”.

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